lunes, 8 de agosto de 2016

Peleas de perros



Las peleas clandestinas e ilegales de perros son nuevas formas de apostar y sacar dinero en todo el mundo. El problema es que maltratan a los animales de una manera brutal aún sin haberlos puesto a pelear.

Las razas favoritas para las peleas son: Pitbull, Rottweiler, Akita y Mastín, por mencionar algunos.

Sin alimento, a oscuras, golpeados y drogados, los perros comienzan a ser entrenados a los tres meses de vida, alcanzando la madurez para la pelea a los dos años. Estas “técnicas” de adiestramiento son de lo más cruel y abusivas: dejar a los animales horas colgados de una cuerda por sus propios dientes para fortalecer la mandíbula, hacerlos correr sobre caminadoras especiales durante horas y horas para desarrollar su musculatura, descargas eléctricas en el ano para desatar su agresividad antes de los entrenamientos y peleas.



Las peleas de perros son un lucrativo negocio capaces de generar millones.
En España, Francia e Italia, y en Latinoamérica es también muy lucrativo.
El negocio de las peleas de perros se asocia estrechamente al tráfico de animales (exóticos y domésticos), al contrabando y tráfico de drogas y armas.

La ilegalidad y hermetismo de esta actividad se ha visto favorecida por la telefonía móvil e internet, pues a través de mensajes SMS o mensajes cifrados en foros y chats se acuerdan los términos de la pelea y se cita a los apostadores.

La apuesta mínima es de €50 y el premio puede llegar, por lo bajo, a €500 por pelea/perro.

Los perros preferidos para este tipo de actividades ilegales y crueles son los llamados perros de ataque: pit bulls terrier, staffordshire bull terrier, american staffordshire, dogo argentino, fila brasilero, tosa inu, akita inu, e incluso el rottweiler.

Por sus características fisio-morfológicas, estos perros son fuertes, musculosos y atléticos; además su mordida bloquea la mandíbula y no suelta a su presa, características que los hacen ideales para pelear a muerte con otros perros. Mediante un entrenamiento siempre sangriento y brutal cuyo objetivo es enloquecer al animal para que odie al mundo y quiera dar muerte a todo lo que se mueva, estos desgraciados animales son meros instrumentos para hacer ganar dinero a sus inescrupulosos dueños. El entrenamiento consiste en el fortalecimiento físico, el debilitamiento emocional -forzándolo a vivir situaciones de stress y fracaso, para luego reforzarlo "positivamente" a través del sparring, o enfrentamiento con otros animales de menor tamaño (a los que mata compulsivamente) o de mayor tamaño (de su misma raza y/o peso, para que se curta y aprenda a sufrir).



Las peleas suelen ser en la modalidad matar o morir, por lo que la vida de estos perros no suele durar más allá de las 4 o 5 peleas. Si sobrevive a éstas, termina sus días en la calle, abandonado porque ya está muy maltratado o herido. Estos pobres animales nunca han recibido cariño, por lo que su socialización a veces es muy difícil -aunque no imposible-. Por estos motivos, en los refugios y protectoras, la cantidad de estos animales aumenta alarmantemente.

En favor de los perros sobrevivientes a las peleas, la raza no determina la agresividad de un perro, por lo que debidamente estimulado y criado, un perro de ataque no tiene porqué ser necesariamente un asesino. se apuesta por la re-educación y socialización de estos canes, para que puedan optar, algún día, a tener una familia que los quiera, después de vivir una vida llena de sufrimientos, tortura y muerte.

Una de las víctimas más habituales de esta práctica ilegal, castigada por la ley y cruel es la raza american staffordshire terrier,

Las peleas de perros implican el sufrimiento y muerte de animales, así como el robo de perros.

Las detenciones solo se pueden llevar a cabo si se localiza in fraganti a los culpables.

Suelen practicarse en barrios urbanos marginales, donde es difícil denunciar la situación.

El camino de un cachorro de perro que se elige para pelear está lleno de sufrimiento. Es un circuito de tortura.

Las peleas de perros son delito en España.

En el caso de la Comunidad de Madrid, se sancionan con multas de más de 12.000 euros.



Un ciudadano puede denunciar las peleas de perros en el teléfono 062






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