Las peleas clandestinas e ilegales de perros son nuevas formas de
apostar y sacar dinero en todo el mundo. El problema es que maltratan a los
animales de una manera brutal aún sin haberlos puesto a pelear.
Las razas favoritas para las peleas son: Pitbull, Rottweiler, Akita y
Mastín, por mencionar algunos.
Sin alimento, a oscuras, golpeados y drogados, los perros comienzan a
ser entrenados a los tres meses de vida, alcanzando la madurez para la pelea a
los dos años. Estas “técnicas” de adiestramiento son de lo más cruel y
abusivas: dejar a los animales horas colgados de una cuerda por sus propios
dientes para fortalecer la mandíbula, hacerlos correr sobre caminadoras
especiales durante horas y horas para desarrollar su musculatura, descargas
eléctricas en el ano para desatar su agresividad antes de los entrenamientos y
peleas.
Las peleas de perros son un lucrativo negocio capaces de generar
millones.
En España, Francia e Italia, y en Latinoamérica es también muy
lucrativo.
El negocio de las peleas de perros se asocia estrechamente al tráfico de
animales (exóticos y domésticos), al contrabando y tráfico de drogas y armas.
La ilegalidad y hermetismo de esta actividad se ha visto favorecida por
la telefonía móvil e internet, pues a través de mensajes SMS o mensajes
cifrados en foros y chats se acuerdan los términos de la pelea y se cita a los
apostadores.
La apuesta mínima es de €50 y el premio puede llegar, por lo bajo, a
€500 por pelea/perro.
Los perros preferidos para este tipo de actividades ilegales y crueles
son los llamados perros de
ataque: pit bulls terrier, staffordshire bull terrier, american staffordshire,
dogo argentino, fila brasilero, tosa inu, akita inu, e incluso el rottweiler.
Por sus características fisio-morfológicas, estos perros son fuertes,
musculosos y atléticos; además su mordida bloquea
la mandíbula y no suelta a su
presa, características que los hacen ideales para pelear a muerte con otros
perros. Mediante un entrenamiento siempre sangriento y brutal cuyo
objetivo es enloquecer al
animal para que odie al mundo y quiera dar muerte a todo lo que se mueva,
estos desgraciados animales son meros instrumentos para hacer ganar dinero a
sus inescrupulosos dueños. El entrenamiento consiste en el fortalecimiento
físico, el debilitamiento emocional -forzándolo a vivir situaciones de stress y
fracaso, para luego reforzarlo "positivamente" a través del sparring, o
enfrentamiento con otros animales de menor tamaño (a los que mata
compulsivamente) o de mayor tamaño (de su misma raza y/o peso, para que se curta y aprenda a sufrir).
Las peleas suelen ser en la modalidad matar
o morir, por lo que la vida de estos perros no suele durar más
allá de las 4 o 5 peleas. Si sobrevive a éstas, termina sus días en la calle,
abandonado porque ya está muy maltratado o herido. Estos pobres animales nunca
han recibido cariño, por lo que su socialización a veces es muy difícil -aunque
no imposible-. Por estos motivos, en los refugios y protectoras, la cantidad de
estos animales aumenta alarmantemente.
En favor de los perros sobrevivientes a las peleas, la raza no determina la
agresividad de un perro, por lo que debidamente estimulado y criado, un perro
de ataque no tiene porqué ser necesariamente un asesino. se apuesta por la
re-educación y socialización de estos canes, para que puedan optar, algún día,
a tener una familia que los quiera, después de vivir una vida llena de
sufrimientos, tortura y muerte.
Una de las víctimas más habituales de esta práctica ilegal, castigada por la ley y cruel es la raza
american staffordshire terrier,
Las peleas de perros implican el sufrimiento y muerte de animales, así
como el robo de perros.
Las detenciones solo se pueden llevar a cabo si se localiza in fraganti a los culpables.
Suelen practicarse en barrios
urbanos marginales, donde es difícil denunciar la situación.
El camino de un cachorro de perro que se elige para pelear está lleno de
sufrimiento. Es un circuito de tortura.
Las peleas de perros son delito en España.
En el caso de la Comunidad de Madrid, se sancionan con multas de más de 12.000 euros.
Un ciudadano puede denunciar las peleas de perros en el teléfono 062
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