Introducción: Gary Yourofsky
La
ley de oro dice: no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti. Y los
animales entran en la categoría de ‘’otros’’. No hay un mandamiento que diga: a
menos que camines sobre cuatro patas, tengas piel de animal, plumas, cuernos,
picos o branquias.
Si
todos entendemos que los animales usan sus ojos para ver, sus orejas para oír,
sus narices para oler, sus bocas para comer, sus piernas para caminar, sus
plumas para volar, sus aletas para nadar, sus genitales para procrear y sus intestinos
para defecar… me quedo completamente perplejo de que la mayoría de la gente no
crea que también usan su cerebro para pensar, sentir, ser racionales, ser
conscientes del medio y de sí mismos.
Reflexión personal.
Sólo soy una persona que vive en un mundo que a veces siente como extraño. Las injusticias están a la orden del día y existen momentos en los que te das cuenta que tienes que hacer algo. Puede que escribirlo en un blog que pocos o probablemente nadie leerá, no es de mucha ayuda. Pero realmente no lo hago por cuántas personas lo leerán, si no por desahogarme y si se da el caso de que para alguna persona le ha servido como una manera de abrir su mente y los ojos ante injusticias de las que no tenemos constancia, habrá servido.
De momento, para mí, es un desahogo.
Los animales en su estado natural jamás hacen este tipo
de cosas, no montan en bicicleta, no hacen el pino apoyándose con la cabeza, no
montan en patines… ni tampoco usan ridículos trajes ni vestidos.
Muchos de los animales, no solo los elefantes, son
maltratados y castigados todos los días con el objeto de obligarlos a realizar
trucos absurdos.
Son entrenados con:
·
Látigos
·
Barras de metal con
puntas de gancho
·
Descargas eléctricas
·
Privados de alimento
Los elefantes son golpeados repetidas veces, hasta que
sangran, para forzarlos a hacer trucos peligrosos e incómodos.
Los animales de los
circos son secuestrados desde pequeños de sus hábitats o comprados a
traficantes, luego son sometidos a crueles sesiones de entrenamiento en donde
se incluyen herramientas de castigo como los bullhoocks que son varas que
terminan en un gancho, el cual se utiliza para llamar la atención de los
elefantes, golpeándolos en las caras y detrás de las rodillas. El soplete
también es utilizado contra estos animales para retirar todo el pelo duro que
tienen en el lomo y cabeza (como protección) para que así el “valeroso” domador
pueda sentarse sobre el animal sin sentirse incómodo.
Los elefantes suelen
tener movimientos neuróticos balanceándose de un lado a otro porque están
encadenados. En la vida salvaje ellos caminan 20-50 millas diarias.
Para
"amansar" a los elefantes bebés recientemente capturados deben ser
atados y golpeados a diario durante un mes.
Un defensor de
animales, que trabajo clandestinamente para el un circo que estaba de gira,
estaba sorprendido al ver que ni siquiera eran capaces de dar a los animales la
suficiente agua. se les limita el agua y la limpieza de las jaulas y de los
animales no es una prioridad, causándoles mucha penalidad a animales como los
elefantes a quienes les gusta bañarse constantemente.
En sus habitats
naturales, los elefantes son sumamente sociales, hurgando en busca de
alimentos, criando a sus bebés, haciendo largas caminatas y jugando todos
juntos. El circo los priva de toda su libertad y vida en familia.
Los tigres y leones son azotados o golpeados con el fin de “entrenarlos”
a temer al entrenador y a no atacar. Los entrenadores utilizan ese mismo método
para conseguir que realicen sus trucos.
Con los grandes
felinos se usa este mismo tipo de vara, además del látigo.
A muchos de los osos
se les retira los dientes y las garras o se les coloca aparatosos bozales. El
entrenamiento de los osos incluye tocarlos con varas que transmiten descargas
eléctricas para obligarlos a que obedezcan y realicen los “divertidos” trucos.
Ella era una inocente
osa color café que nunca le hacia daño a nadie, pero en algunas ocasiones le
costaba mucho trabajo poder mantener el equilibrio en la cuerda floja. Entonces
como castigo era golpeada con largas varas de metal mientras que gritaba y
sangraba. Se volvió tan neurótica que golpeaba su cabeza contra los barrotes de
su pequeña jaula. Finalmente la osa murió.
Con los primates,
sobre todo con los chimpacés, la técnica utilizada es la de los golpes
(puñetazos) ya que debido a que este animal es sumamente inquieto y de difícil
atención, se les suele golpear sin razón aparente para que en adelante, el
animal atemorizado anticipándose a los golpes, no despegue la mirada de su
domador.
Los animales en su
estado natural jamás se paran de cabeza, montan bicicleta, ni patines, mucho
menos gozarían saltando a través de aros de fuego y por supuesto, no usa
ridículos trajes o vestidos. Solamente vemos este tipo de comportamientos
antinaturales en los circos. Cada vez que llevamos a los niños a ver actuaciones
de animales, les estamos enseñando que la crueldad es divertida y que los
animales no merecen respeto. Todos esos actos ridículos que los animales son
obligados a realizar les causan estrés y miedo. Es injusto, que mientras los
animales están siendo tratados como cosas, el público desde sus asientos,
aplauda y hasta ría.
¿Qúe sucede con los animales que no están actuando o siendo entrenados?
Estos animales pasan la
mayor parte de sus vidas en aislamiento. Son encadenados o enjaulados en
pequeños lugares con apenas el espacio suficiente para poder darse vuelta.
¡Los animales son forzados a viajar en vagones hasta por 100 horas!
Estos vagones son estrechos, insalubres y tienen poca ventilación. Muchos
animales incluso han muerto cuando la temperatura ha excedido los 100 grados.
Los animales en cautiverio sufren de problemas psicológicos a raíz
del entorno antinatural y estresante. Algunos síntomas de esta aflicción mental
incluyen mecerse de atrás hacia adelante, mover la cabeza, caminar de lado a
lado y algunas veces hasta la automutilación.
Estos animales inocentes nunca van a experimentar algo que es natural
e importante para ellos, como correr, jugar, brincar o socializar con sus
parejas. La mayoría nunca verá a su familia de nuevo.
La verdadera cara del
circo, se esconde detrás de las coloridas carpas. Ahí donde no llegan las
luces, decenas de animales padecen encierro, soledad, hambre, falta de atención
veterinaria, golpes cuando no quieren actuar y un largo etcétera.
Los animales no
tendrían por qué soportar todas estas duras condiciones de vida ya que ellos no
están en los circos de manera voluntaria.
Así como muchos niños tienen el sueño de
correr de sus casas para unirse a un circo, los animales que están ahí, que
son obligados a actuar y a hacer diferentes actos, tienen
el sueño de salir corriendo del circo y regresar a sus hogares. El colorido y
la música del circo distrae el hecho de que los animales en el circos están
atrapados y son forzados a hacer actos no naturales y dolorosos.
Los animales en los circos pasan años con las patas encadenadas. A menudo, se
les obliga a dormir de pie en camiones apretados.
Veterinarios calificados para tratar a este
tipo de animales no siempre están presentes y los animales tienen que sufrir
y morir por la falta de atención medica, como siempre los animales son los únicos en pagar las consecuencias.
Algunos animales son drogados para que sean
mas “dóciles” y a muchos otros se les quitan los dientes.
Los actos que los animales son forzados a
hacer como osos balanceándose en pelotas, en motocicleta, elefantes
parados en dos patas, son actos físicamente incómodos y definitivamente no
naturales.
Los animales en el circo siempre son
mostrados como feroces o estúpidos comparados con la valentía y mando de los humanos, su verdadera naturaleza jamas se demuestra.
UNA VIDA DE SOLEDAD
Cuando los animales ya no sirven para
actuar, son permanentemente relegados a estar aislados en jaulas o vendidos a
circos sin dinero, zoológicos, campos de tiro (donde los cazadores practican disparándolos) o son vendidos como carne “ exótica”. Así sus vidas llegan al
final sin haber vivido un solo momento de comodidad o tranquilidad, siempre
en encerrados intimidados y en miseria.
UNA INDUSTRIA QUE SE ACABA
El uso de animales para entretenimiento se
ha restringido e incluso prohibido en algunos países como Suecia, India,
Finlandia, Suiza, y Dinamarca.
LOS ZOOLÓGICOS
¿Es un suelo de cemento y una reja lo mejor que un zoo puede ofrecer a
un animal? Los problemas físicos derivados de estar obligados a pisar siempre
este tipo de superficies van desde infecciones y laceraciones en extremidades,
hasta problemas articulares que repercuten por toda su estructura ósea, con el
consiguiente dolor que se convierte en crónico con el paso del tiempo.
Las rejas delimitan el escaso espacio en el que el animal debe pasar por
fuerza toda su vida hasta el momento de su muerte, muerte que en la mayoría de
los casos se produce de forma prematura y como consecuencia de la propia
cautividad y las enfermedades de ella derivadas, cuando no es por haber
ingerido comida ofrecida por los visitantes (sin ningún tipo de control por
parte de las personas que cumplen el papel de “cuidadores”), y hasta objetos
como juguetes, bolsas de plástico, etc.
¿Este es el acercamiento al mundo animal que los padres quieren para sus
hijos, las escuelas para sus alumnos, los ayuntamientos para sus ciudadanos?
triste realidad de los animales confinados en zoos… y son promovidas por el
mismo zoológico, que evita estratégicamente que veamos mas allá. Un caso típico
muy frecuente se produce cuando los mayores muestran a los niños el “gracioso”
bailoteo de los elefantes, o el balanceo constante de los primates, o las
“simpáticas” coreografías que hacen las jirafas con sus largos cuellos… Todos
estos comportamientos no son más que manifestaciones de la enfermedad psíquica
que afecta a los animales en cautividad. Son movimientos que ponen de
manifiesto la caída del animal hacia los abismos de la locura, y se convierten
en la muestra más visible de que los zoos no son el sitio en el que nuestros
hijos aprenderán más cosas sobre la fauna de nuestro maltratado planeta.
Los zoos maquillan este maltrato afirmando que realizan, en todo caso,
una labor pedagógica; para ello les basta con colocar un pequeño cartel en el
que se puede leer de dónde es originario el animal, algunas descripciones
acerca de lo que come (si es mamífero, si es herbívoro, etc.), y poca cosa más.
En estos mismos carteles se suele ofrecer información sobre su etología como,
por ejemplo, cuántos kilómetros camina por día, si hiberna, si necesita vivir
en grupo, si estos grupos son matriarcales, etc. Y todo esto mientras detrás
del cartel se ve a un animal en soledad, dando vueltas sobre sí mismo en un
espacio de escasos metros. Y no pueden, por tanto, ni caminar esos kilómetros,
ni hibernar, ni vivir en grupo.
Valiosos recursos financieros, suelen desperdiciarse en tiendas de
obsequios y paseos en lugar de gastarse en mejorar las condiciones de las
instalaciones.
La mayoría de los zoológicos exhibe animales con muy poca, si alguna,
oportunidad de expresar comportamiento natural o de realizar elecciones en su
vida diaria, y esto puede llevar al aburrimiento y la neurosis. Sin nada que
hacer, los animales en los zoológicos duermen demasiado, comen demasiado y
exhiben un comportamiento que muy pocas veces, por no decir nunca, se ve en la
vida salvaje. Los primates se arrojan materia fecal y realizan “regurgitaciones
y reingestas” (vomitar y luego ingerir el propio vómito).
Los animales grandes como los osos y los grandes felinos caminan
incesantemente. Los primates y los pájaros se automutilan, y los chimpancés y
los gorilas se vuelven excesivamente agresivos. Lamen y muerden las rejas y
realizan extraños movimientos con sus labios, cuellos y lenguas. Las jirafas
tuercen sus cuellos e inclinan sus cabezas hacia atrás y adelante
repetidamente. Los elefantes bambolean sus cabezas y las mueven de un lado a
otro. Los animales en cautiverio no muestran ningún interés en la reproducción
o, al contrario, se obsesionan con el sexo.
Los mamíferos marinos nadan todo el tiempo repitiendo el mismo patrón en
sus tanques. Los peces también sufren. Un estudio realizado por la Asociación
Protectora de Animales en Cautiverio concluyó que 90% de los acuarios públicos
analizados tenía animales que presentaban comportamiento estereotipado
(neurótico) tales como interactuar con límites transparentes, sacar
constantemente la cabeza por encima de la superficie del agua, girar en torno a
un objeto imaginario, y reclinarse sobre un costado con frecuencia y frotarse
contra el piso del tanque.
Los zoológicos periódicamente intercambian, dan en préstamo, venden,
permutan y almacenan animales adultos que ya no quieren.
Los animales no deseados suelen ser vendidos a traficantes que luego
revenden esos animales a zoológicos ruteros en ruinas o a circos itinerantes.
Cada año, cuando los animales bebé exhibidos en la granja del zoológico
de Minnesota crecen y pierden su atractivo, el zoológico los envía a remates de
ganado y de allí muchos son enviados al matadero.
Los animales en zoológicos a lo largo y ancho del país han sido
envenenados, abandonados a la inanición, privados de atención veterinaria, y
quemados vivos en incendios. Muchos han muerto luego de ingerir monedas, bolsas
de plástico y otros objetos arrojados a sus jaulas. Otros animales han sido
golpeados, apaleados y hurtados por personas que lograron tener acceso a sus instalaciones.
Un oso murió de hambre en el zoológico de Toledo luego de que los
empleados del zoo la encerraran para hibernar sin comida ni agua –sin saber que
su especie no hiberna.
A pesar de saber que dos osos asiáticos habían peleado una docena de veces,
el zoológico de Denver los mantuvo viviendo juntos hasta que finalmente uno de
ellos mató al otro.
En el zoológico nacional docenas de animales han muerto en los últimos
años, incluyendo dos cebras que murieron de malnutrición, dos pandas rojos que
murieron por haber ingerido veneno para ratas colocado en su lugar de
exhibición, y ante desastres naturales como inundaciones, incendios o
huracanes, los animales suelen ser abandonados a su suerte.
Mientras unos pocos zoológicos, como el zoo de Detroit y el zoo de
Baltimore, han tomado la decisión compasiva de proveer refugio a los animales
que realmente lo necesitan,
Para concluir, me gustaría decir que no existen argumentos válidos que defiendan a Zoológicos o Circos. En mi opinión, los animales que se exhiben en circos son absolutamente salvajes y se les a privado de su derecho. Un derecho vital para ellos ya que forma parte de su personalidad.
Afortunadamente la presencia de los animales en circos a disminuido.
Cualquier animal salvaje encerrado y sólo utilizado para el entretenimiento del ser humano es macabro y no existe justificación alguna.
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