Así como muchos niños tienen el sueño de
correr de sus casas para unirse a un circo, los animales que están ahí, que
son obligados a actuar y a hacer diferentes actos, tienen
el sueño de salir corriendo del circo y regresar a sus hogares. El colorido y
la música del circo distrae el hecho de que los animales en el circos están
atrapados y son forzados a hacer actos no naturales y dolorosos.
Los animales en los circos pasan años con las patas encadenadas. A menudo, se
les obliga a dormir de pie en camiones apretados.
Veterinarios calificados para tratar a este
tipo de animales no siempre están presentes y los animales tienen que sufrir
y morir por la falta de atención medica, como siempre los animales son los únicos en pagar las consecuencias.
Algunos animales son drogados para que sean
mas “dóciles” y a muchos otros se les quitan los dientes.
Los actos que los animales son forzados a
hacer como osos balanceándose en pelotas, en motocicleta, elefantes
parados en dos patas, son actos físicamente incómodos y definitivamente no
naturales.
Los animales en el circo siempre son
mostrados como feroces o estúpidos comparados con la valentía y mando de los humanos, su verdadera naturaleza jamas se demuestra.
UNA VIDA DE SOLEDAD
Cuando los animales ya no sirven para
actuar, son permanentemente relegados a estar aislados en jaulas o vendidos a
circos sin dinero, zoológicos, campos de tiro (donde los cazadores practican disparándolos) o son vendidos como carne “ exótica”. Así sus vidas llegan al
final sin haber vivido un solo momento de comodidad o tranquilidad, siempre
en encerrados intimidados y en miseria.
UNA INDUSTRIA QUE SE ACABA
El uso de animales para entretenimiento se
ha restringido e incluso prohibido en algunos países como Suecia, India,
Finlandia, Suiza, y Dinamarca.
LOS ZOOLÓGICOS
¿Es un suelo de cemento y una reja lo mejor que un zoo puede ofrecer a
un animal? Los problemas físicos derivados de estar obligados a pisar siempre
este tipo de superficies van desde infecciones y laceraciones en extremidades,
hasta problemas articulares que repercuten por toda su estructura ósea, con el
consiguiente dolor que se convierte en crónico con el paso del tiempo.
Las rejas delimitan el escaso espacio en el que el animal debe pasar por
fuerza toda su vida hasta el momento de su muerte, muerte que en la mayoría de
los casos se produce de forma prematura y como consecuencia de la propia
cautividad y las enfermedades de ella derivadas, cuando no es por haber
ingerido comida ofrecida por los visitantes (sin ningún tipo de control por
parte de las personas que cumplen el papel de “cuidadores”), y hasta objetos
como juguetes, bolsas de plástico, etc.
¿Este es el acercamiento al mundo animal que los padres quieren para sus
hijos, las escuelas para sus alumnos, los ayuntamientos para sus ciudadanos?
triste realidad de los animales confinados en zoos… y son promovidas por el
mismo zoológico, que evita estratégicamente que veamos mas allá. Un caso típico
muy frecuente se produce cuando los mayores muestran a los niños el “gracioso”
bailoteo de los elefantes, o el balanceo constante de los primates, o las
“simpáticas” coreografías que hacen las jirafas con sus largos cuellos… Todos
estos comportamientos no son más que manifestaciones de la enfermedad psíquica
que afecta a los animales en cautividad. Son movimientos que ponen de
manifiesto la caída del animal hacia los abismos de la locura, y se convierten
en la muestra más visible de que los zoos no son el sitio en el que nuestros
hijos aprenderán más cosas sobre la fauna de nuestro maltratado planeta.

Los zoos maquillan este maltrato afirmando que realizan, en todo caso,
una labor pedagógica; para ello les basta con colocar un pequeño cartel en el
que se puede leer de dónde es originario el animal, algunas descripciones
acerca de lo que come (si es mamífero, si es herbívoro, etc.), y poca cosa más.
En estos mismos carteles se suele ofrecer información sobre su etología como,
por ejemplo, cuántos kilómetros camina por día, si hiberna, si necesita vivir
en grupo, si estos grupos son matriarcales, etc. Y todo esto mientras detrás
del cartel se ve a un animal en soledad, dando vueltas sobre sí mismo en un
espacio de escasos metros. Y no pueden, por tanto, ni caminar esos kilómetros,
ni hibernar, ni vivir en grupo.
Valiosos recursos financieros, suelen desperdiciarse en tiendas de
obsequios y paseos en lugar de gastarse en mejorar las condiciones de las
instalaciones.
La mayoría de los zoológicos exhibe animales con muy poca, si alguna,
oportunidad de expresar comportamiento natural o de realizar elecciones en su
vida diaria, y esto puede llevar al aburrimiento y la neurosis. Sin nada que
hacer, los animales en los zoológicos duermen demasiado, comen demasiado y
exhiben un comportamiento que muy pocas veces, por no decir nunca, se ve en la
vida salvaje. Los primates se arrojan materia fecal y realizan “regurgitaciones
y reingestas” (vomitar y luego ingerir el propio vómito).
Los animales grandes como los osos y los grandes felinos caminan
incesantemente. Los primates y los pájaros se automutilan, y los chimpancés y
los gorilas se vuelven excesivamente agresivos. Lamen y muerden las rejas y
realizan extraños movimientos con sus labios, cuellos y lenguas. Las jirafas
tuercen sus cuellos e inclinan sus cabezas hacia atrás y adelante
repetidamente. Los elefantes bambolean sus cabezas y las mueven de un lado a
otro. Los animales en cautiverio no muestran ningún interés en la reproducción
o, al contrario, se obsesionan con el sexo.
Los mamíferos marinos nadan todo el tiempo repitiendo el mismo patrón en
sus tanques. Los peces también sufren. Un estudio realizado por la Asociación
Protectora de Animales en Cautiverio concluyó que 90% de los acuarios públicos
analizados tenía animales que presentaban comportamiento estereotipado
(neurótico) tales como interactuar con límites transparentes, sacar
constantemente la cabeza por encima de la superficie del agua, girar en torno a
un objeto imaginario, y reclinarse sobre un costado con frecuencia y frotarse
contra el piso del tanque.
Los zoológicos periódicamente intercambian, dan en préstamo, venden,
permutan y almacenan animales adultos que ya no quieren.
Los animales no deseados suelen ser vendidos a traficantes que luego
revenden esos animales a zoológicos ruteros en ruinas o a circos itinerantes.
Cada año, cuando los animales bebé exhibidos en la granja del zoológico
de Minnesota crecen y pierden su atractivo, el zoológico los envía a remates de
ganado y de allí muchos son enviados al matadero.
Los animales en zoológicos a lo largo y ancho del país han sido
envenenados, abandonados a la inanición, privados de atención veterinaria, y
quemados vivos en incendios. Muchos han muerto luego de ingerir monedas, bolsas
de plástico y otros objetos arrojados a sus jaulas. Otros animales han sido
golpeados, apaleados y hurtados por personas que lograron tener acceso a sus instalaciones.
Un oso murió de hambre en el zoológico de Toledo luego de que los
empleados del zoo la encerraran para hibernar sin comida ni agua –sin saber que
su especie no hiberna.
A pesar de saber que dos osos asiáticos habían peleado una docena de veces,
el zoológico de Denver los mantuvo viviendo juntos hasta que finalmente uno de
ellos mató al otro.
En el zoológico nacional docenas de animales han muerto en los últimos
años, incluyendo dos cebras que murieron de malnutrición, dos pandas rojos que
murieron por haber ingerido veneno para ratas colocado en su lugar de
exhibición, y ante desastres naturales como inundaciones, incendios o
huracanes, los animales suelen ser abandonados a su suerte.
Mientras unos pocos zoológicos, como el zoo de Detroit y el zoo de
Baltimore, han tomado la decisión compasiva de proveer refugio a los animales
que realmente lo necesitan,
Para concluir, me gustaría decir que no existen argumentos válidos que defiendan a Zoológicos o Circos. En mi opinión, los animales que se exhiben en circos son absolutamente salvajes y se les a privado de su derecho. Un derecho vital para ellos ya que forma parte de su personalidad.
Afortunadamente la presencia de los animales en circos a disminuido.
Cualquier animal salvaje encerrado y sólo utilizado para el entretenimiento del ser humano es macabro y no existe justificación alguna.
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